Jim Carrey y Kate Winslet protagonizan este rompecabezas mental – construido a partir del guión de Charlie Kaufman basado en una historia de su autoría en conjunto con el director Michael Gondry y Pierre Bismuth –, y que a través de un ágil ritmo, arriesgada edición y exquisito lenguaje audiovisual, nos narra a partir de metáforas, alegorías y detalles de precisión técnica como la iluminación, música, arte, encuadre y montaje escénico, la historia de un hombre que pretende borrar de su memoria uno de sus recuerdos más próximos.
Joel es un hombre que una día cualquiera despierta ante su rutinaria vida, misma que seguramente transcurre encerrado entre las cuatro paredes de su apartamento y las de su lugar de trabajo, y digo seguramente por que es evidente que en esta historia no nos incumbe conocer más allá de lo que por decisión acertada del guionista se nos presenta a lo largo de sus 108 minutos de metraje, por que la idea es llevarnos de la mano a través del viaje mental que Joel emprende y del que nos haremos su cómplice, confidente y testigo de emociones.
Así empieza esta travesía surrealista, con el enfoque de una cámara por momentos inquieta, sobre todo en presencia de Joel, un ser introvertido, tímido, silente, algo parco y muy dado a pensar para sí mismo y el espectador – detalle bastante real, pues divaga entre lo que le sucede en el momento que se detiene a reflexionar, y aspectos que no vienen al caso pero que nos sirven para crear una imagen más amplia de su personalidad –.
Preparado para su jornada y a punto de partir a cumplir con sus deberes laborales (¿?), descubre un golpe bastante fuerte en una de las puertas de su auto, deja una nota de agradecimiento – irónico, por supuesto – en el carro parqueado junto al suyo, y emprende su viaje hasta la estación de trenes; ya en ella, decide en un momento de rebeldía y al parecer por un pensamiento extraviado que llega a su mente, tomar un tren hacia otro destino distinto y de este modo realiza un recorrido que parece involuntario y por el cual no halla explicación alguna, incluso reprocha su decisión al no haberse detenido a pensar en las condiciones climáticas del lugar en el que ahora se encuentra y el mayúsculo aburrimiento en que se halla sin nada que hacer. Pero en su camino se encontrará con una mujer, bastante llamativa, a la que sin querer seguirá, evitando por supuesto que ella lo note. Desconfiada y atenta al extraño que la vigila, la dama continuará su rumbo sin desviarse – si es que tiene alguno o acaso no se encuentra tan perdida como él –, hasta decidirse a saludarlo en la corta distancia de la estación ya tomando el tren de regreso y posteriormente en el vagón que viajan. Así conocemos a Clementine, una chica irreverente, evidentemente mayor a lo que aparenta, locuaz – lo suficiente para hablar por ambos –, excéntrica, divertida y espontánea; todo lo opuesto a lo que él representa. Una atípica relación inicia entre ambos, casi profetizada por ella, y así transcurre cierto tiempo hasta que un día Joel decide visitarla en la biblioteca donde ella trabaja y esta parece no reconocerlo, incluso observa como socializa íntimamente con un desconocido; luego descubrirá, a partir de una nota del laboratorio experimental Lacuna Inc., que ClementineClementine solicitó que le aplicaran un procedimiento que le permitiera borrar a Joel de su memoria, ya que su actitud pasiva y poco optimista la estaba contagiando; entonces el desesperado hombre decide aplicar el mismo procedimiento en su mente, sin medir consecuencias.
Los recursos propios de este arte son puestos a disposición de la creación de los personajes, con la aparición de una música caricaturesca y bastante pintoresca, en momentos que ella interviene o la cámara la enfoca, dejando a Joel los silencios representativos de su carácter; la iluminación se convierte en catalizador de sus emociones y presencia, a partir de un mínimo de sobreexposición buscando la saturación de los colores, y logrando con ello mayor brillo en los tonos claros y densa oscuridad en colores opacos, modelando así las evidentes diferencias que los complementan como pareja, esta atmósfera logra mimetizarlo a él con el entorno, pareciendo por momentos parte del decorado o de la monotonía del devenir de los hechos, en cambio a ella la resalta, regalándole esa atención que demanda y la alegría que demuestra con cada gesto o línea que nos regala. El trabajo realizado a partir de la profundidad de campo, los desenfoques y movimientos de cámara, desdibujan rostros y detalles en momentos de duda y escepticismo, con el fin de evidenciar más adelante la razón de ser de ellos, necesariamente implícitos en el desarrollo de la trama.
Es una película de detalles sustanciales en su entorno, en sus ambientes y espacios, en la personalidad de los seres que en ella convergen y que necesariamente deben estar interconectados para dar mayor claridad en su desarrollo, meritorio trabajo argumental que le valió el Premio Oscar al Mejor Guión Original (2005), por su complejidad, profundidad y excepcional desarrollo.
Título en Español: Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos o Eterno Resplandor de una Mente BrillanteDirector: Michael Gondry
Guión: Charlie Kaufman
Año: 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario