Y en ese viaje moral nos embarcamos todos los espectadores al descubrir una historia universal, de esas en las que fácilmente se puede reflejar cualquier persona y en el tipo de situaciones a las que se hallaría subyugado cualquier gobierno del mundo y la sociedad que rige, más aun teniendo en cuenta la política mundial actual. Ese es otro de los grandes aciertos de este film, donde la cámara como nuestra mirada, nos permite enfocar detalles casi imperceptibles y que nos ayudan en la conceptualización de cada hecho; en la apreciación de gestos y ademanes de los personajes que nos sumergen en sus universos, logrando con ello descubrir aspectos importantes y trascendentales de su personalidad y que serán claves en el desarrollo de la trama. El guión es exquisitamente visual y de ritmo trepidante en continuo ascenso, y gracias a ello la labor de fotografía es impactante, realista y poderosamente contextualizadora; cada plano es un narrador independiente y lo suficientemente elocuente para contarnos algo, por mínimo que sea, de la historia y sus personajes, pero que además funcionan espléndidamente en conjunto para presentarnos una serie de hechos que como cuenta gotas podrá ir llenando poco a poco hasta desbordar por completo en una demoledora pieza dramática.
El realismo de su historia; lo hechos narrados y personajes presentados de manera creíble y verosímiles; los contrastes entre la opulencia presidencial y sus excentricidades, sumados a la pobreza del pueblo ugandés – no miseria, como suelen presentar a los países africanos -; y la problemática generalizada del gobierno, se unen con fluidez a las aventuras y desventuras de Nicholas, ganando fácilmente la atención del espectador y poniendo ante nuestros ojos una serie de situaciones aparentemente intranscendentes pero cautivantes y catalizadores de la tensión que minuto a minuto aumenta. El otro factor a favor en este filme es su elenco, fresco y de gran calidad actoral, a la cabeza de Forest Whitaker (Oscar al Mejor Actor 2007, por este personaje), quien interpreta de manera magistral y con profunda convicción a Idi Amin, un personaje visceral, fuerte, por momentos demente e incluso simpático, instintivo e inteligente, a la vez ambiguo y carismático; por otro lado, James McAvoy, encargado de dar vida al doctor Nicholas Garrigan, logrando con ello un trabajo impecable, capaz de transmitir acertadamente sus temores, alegrías, triunfos, aventuras y fracasos, ganándose con ello a crítica y público; acompañados de no menos meritorios actores de reparto que realizan una gran labor en escena: Gillian Anderson, Kerry Washington, Simon McBurney, David Oyelowo, entre otros.
Título en Español: El Último Rey de Escocia
Guión: Peter Morgan y Jeremy Brock, basado en la novela homónima de Giles Foden
Año: 2006